La realidad que vivimos, en confinamiento físico, es a su vez tremendamente contraria al sentimiento de unidad y vulnerabilidad compartido por todas las personas. Hoy es un día de remembranza mundial contra una de las muchas desigualdades, las de personas que por su orientación sexual, identidad o expresió́n de gé́nero, continúan siendo discriminadas.
Hoy, 17 de mayo, día internacional contra la homofobia, transfobia y bifobia, se coordina alrededor del mundo con la finalidad de crear consciencia sobre las violaciones a los derechos de personas LGBTIQ+, así́ como promover el trabajo de organizaciones que luchan por su igualdad.
La historia del dí́a encierra un triunfo de la sensatez: el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud(OMS) eliminó́ a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. En 2004, un grupo de la sociedad civil fundó́ un comité́ para conmemorar el día y coordinar acciones que sirvan para denunciar la discriminación y para educar sobre sus derechos.
¿Por qué́ celebrar este día hoy? ¿Es necesario? ¿Hace falta? Aunque parezca mentira, treinta añ̃os después de que la OMS dijo que la homosexualidad no es una enfermedad, a muchas personas LGTBIQ+ les llaman enfermos. Y quince años despué́s de que un grupo de gente sensible y solidaria hiciera algo para frenar la violencia de la discriminació́n basada en gé́nero y orientació́n sexual, personas sufren porque sus padres no les aceptan, les agreden en la calle y las redes o les insultan por televisión por el sólo hecho de ser quiénes son, de no ocultar a quien aman, de amar diferente de la norma.
Hoy hay en el país leyes, políticas y prácticas que llevan a jóvenes a la soledad, al sufrimiento y, a veces, a perder las ganas vivir.
Un ejemplo. Hace 47 días el gobierno decretó la cuarentena por sexo. La medida fue entendida como un intento de preservar la vida en medio de un riesgo grave por la propagación del coronavirus. Así́, con blanco y negro, la policía tendría facilitada la manera de ejercer el control del cumplimiento de la medida de aislamiento. Hasta ahí, comprensible. Pero el gobierno obvió́ la identidad de gé́nero: ¿qué́ dí́a tendrían que salir las personas trans? ¿El dí́a de su identidad o el dí́a del sexo que marca su cédula? Desde numerosas organizaciones sociales le pedimos al gobierno que lo aclarase para que las personas salieran a comprar el pan, la leche, en total cumplimiento de la norma. No lo aclararon, las personas salieron el día que correspondí́a según sexo, para respetar la norma y evitar inconvenientes, y pasó́ lo que pasó́: la policía llevó́ presas, maltrató́ y burló́ a personas trans que cumplí́an la norma dictada por el Ejecutivo. ¿Por qué,́ si cumplían la ley? Porque no lucen como el sexo de su documento. ¿Es esa una razó́n para atormentar a las personas? ¿Para impedirles que compren pan o leche, como es el derecho de todos? No. Por eso, y por muchas situaciones similares, es que hay un dí́a. Porque la falta de empatía y la discriminació́n, vuelve a las personas LGBTIQ+ má́s vulnerables.
Si una panameñ̃a o panameñ̃o sufre só́lo por ser quien es, ¿qué́ debemos hacer las personas sensibles y solidarias? Para mí́, la respuesta es ayudar. Mostrarlo, visibilizarlo, intentar que no vuelva a ocurrir, es una manera de ayudar. Por suerte, en estos momentos en que muchas personas trans tienen miedo de salir a comprar, hay muchas personas que también entienden que la solidaridad es el único camino posible para que el paí́s se recupere de esta herida que es la Covid-19. Emociona la cantidad de voluntarios, periodistas, aliados, organizaciones internacionales que ofrecen ayuda.
Este día recordemos por qué́ es necesario conmemorar. Lo que le pasó́ a las personas trans pasa mucho, pasa todos los días, no sólo a ellas. Si bien todas las personas nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, aquí́ hay leyes, políticas y prá́cticas discriminatorias contra las personas LGBTIQ+.
Como bien lo explica Naciones Unidas, el día lo necesitamos para sensibilizar, concienciar, llamar la atención para que los gobiernos y los Estados actú́en y tomen medidas, así́ como para que los ciudadanos conozcan y exijan sus derechos.
La pandemia ha expuesto las desigualdades de manera dramá́tica, pero también es una oportunidad hermosa para reflexionar -puestos todos en una situación vulnerable que es el encierro, la imposibilidad de trabajar, salir, abrazar- qué́ tipo de personas queremos ser y qué́ tipo de paí́s queremos construir cuando esto pase.
Yo sueñ̃o con un paí́s donde nuestra juventud diversa nunca sienta miedo de que sus padres les echarán a la calle, de perder el apoyo de sus familias y amigos, de cuestionar su vida. Yo sueñ̃o con un Panamá que comprenda y celebre su natural diversidad, donde todas, todos y todes nos sintamos parte de una sociedad que se construye en la igualdad y en el respeto a la dignidad de todas las personas.